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El Instituto de Derecho Civil de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata lleva el nombre del distinguido Profesor Alberto Domingo Molinario.        

Cuando en el año 2002 su Director propuso a las autoridades de la Facultad la denominación expuso:

 En mi carácter de Director del Instituto de Derecho Civil, tengo el agrado de dirigirme a usted, y por su intermedio al H. Consejo Directivo ,  a fin de solicitarle que se imponga al Instituto de Derecho Civil  que tengo el honor de dirigir, el  nombre de quien fue Profesor Emérito de nuestra Casa de Altos Estudios, el doctor Alberto Domingo Molinario.

El doctor Alberto D. Molinario, nació el día 5 de mayo de 1910 y falleció el día 12 de octubre de 1988.

En el ámbito académico, sumó a la máxima distinción que otorga nuestra Universidad - Profesor Emérito - los cargos de Profesor Consulto de la Univ. de Buenos Aires,  y de Profesor Emérito de la Universidad del Salvador.

Luego de la obtención del título de Doctor en Jurisprudencia inició su actividad académica habiendo sido Profesor Titular de Cátedra de Derechos Reales en nuestra Universidad, en la Univ. de Buenos Aires, y en la Universidad Católica Argentina, de Derecho de Familia y Sucesiones en nuestra Universidad , y en la Universidad del Salvador, y de Obligaciones y Contratos en la Facultad de Ciencias Económicas de la Univ. de Buenos Aires.

Su actividad investigadora en el ámbito del derecho civil  se canalizó a través de noventa y un publicaciones jurídicas, y de múltiples conferencias en diversos ámbitos académicos y profesionales, entre otros los Colegios de Abogados de Azul, Mar del Plata, San Nicolás, Rosario, Bahía Blanca, Mendoza, Capital Federal, Asociación de Abogados, y Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

Como abogado en el ejercicio libre de su profesión recibió el máximo reconocimiento que puede otorgar el Estado, que fue su designación de Conjuez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación entre los años 1973 y 1976. Curiosamente, la única actividad en la función pública la cumplió en nuestra Facultad al desempeñar interinamente tareas semejantes a la del Sr. Decano, en un momento de crisis institucional.

Como no es del caso pormenorizar en el curriculum vitae del Profesor Molinario, que - por lo demás- seguramente no resulta desconocido para las autoridades de nuestra Casa de Altos Estudios , paso a exponer  cuáles son las razones por las que considero de interés y justicia imponer su nombre al Instituto que dirijo.

Es de interés para nuestra Universidad – entendida como conjunto de estudiantes, graduados y profesores , pasados, actuales y por venir - señalar en épocas de grave crisis de valores, la existencia de personalidades rectoras que puedan servir de modelos de inspiración.

Alberto D. Molinario, fue estudioso y luchador. Como estudioso obtuvo todos los grados de la  enseñanza universitaria, siempre con honores. Como luchador fue perseverante en grado tal como sólo lo son los  idealistas . Su temperamento lo mostró sencillo y prudente en lo personal y fogoso en lo intelectual. En esto - señor Decano – debo confesarle que siempre en mi memoria evoca a otro educador fogoso. Un sanjuanino.

Varios de los señores Profesores de esta Casa de Altos Estudios, y de otras Universidades fueron sus alumnos,  sus discípulos o sus colaboradores. Varios – también- se inclinaron a la docencia universitaria por seguir su ejemplo.

A esta altura –quizás- las Autoridades de nuestra Casa, a las que me dirijo, estarán convencidas de los méritos y la pertinencia del reconocimiento. Paso entonces a fundamentar por qué debe hacerlo la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de nuestra Universidad Nacional de La Plata, y no cualquier otra casa de estudios.

La razón principal es que  es de justicia proceder como lo solicito.

Alberto D. Molinario,  inició su actividad académica en  nuestra Facultad. También fue en nuestra Facultad el inicio de su declinación prematura, cuando el ataque de un cobarde  le ocasionó la notoria  disminución en su motricidad fina que lo acompañaría hasta el fin de sus días. No obstante, recuperado en lo que pudo, volvió a estas aulas.

Entre ambos extremos cronológicos transcurrió más de treinta años que dedicó a la investigación y a la educación jurídica. Fdo. Luis F. P. Leiva Fernández. Director del Instituto de Derecho Civil.

Por todo lo expuesto es que solicito al Señor Decano y al Honorable Consejo Directivo la imposición del nombre “Instituto de Derecho Civil. Alberto D. Molinario” al actual Instituto de Derecho Civil que tengo el honor de dirigir.

Saludo al Señor Decano con mi mayor consideración y respeto.